La cultura de la violación es un término acuñado por feministas estadounidenses para describir la actitud de tolerancia -de complicidad- que la sociedad muestra ante agresiones sexuales que sufren las mujeres. La manera en la que las instituciones, la publicidad o los medios hemos tratado la violencia sexual ha llegado a difuminar la responsabilidad de los agresores -hombres- y ha focalizado la culpa en las víctimas -mujeres-. Y está tan normalizada que muchas veces es casi imperceptible.

De hecho, hay campañas publicitarias para prevenir agresiones sexuales que, según la ministra y algunos colectivos feministas, cuestionan la credibilidad de las mujeres responsabilizándolas a ellas y no al agresor. La más reciente pertenece a la Xunta de Galicia.

En ella se puede ver a una mujer corriendo con ropa deportiva, y el siguiente mensaje: "Te vistes con mallas de deporte. Vas a correr por la noche. ¿Qué sucede ahora?". Todo bajo un lema: "No debería pasar, pero pasa".

En otro anuncio de la misma campaña se puede ver cómo una mujer envía una foto íntima a su chico, mientras él está con sus amigos. "¿Qué sucede ahora?", se pregunta el anuncio, cuya consecuencia se vuelve a dar por hecho. En un tercer cartel de la misma campaña se puede ver a una joven en una discoteca dejando su copa "desatendida" sobre la barra.

La campaña del Gobierno gallego por el 25N muestra también a una chica que decide volver sola a casa de noche con las llaves en la mano y el miedo a ser perseguida e intimidada por un grupo de chicos. "Qué sucede ahora" vuelve a ser el mensaje.

Las críticas llegaron desde Igualdad, la oposición gallega y colectivos feministas. Sin embargo, la Xunta lo percibió como "una cortina de humo para ocultar la polémica del 'Solo sí es sí'". El Gobierno regional argumentó que la campaña había acabado para negarse a retirarla y tampoco vio motivos para rectificar.

No es el único caso. Bajo el lema "vigila siempre tu copa", la Comunidad de Madrid hizo un llamamiento a las mujeres en su campaña contra la sumisión química. Las recomendaciones vuelven a dirigirse hacia las víctimas.