"¡Qué viva el IVA!"

Brindis, canciones y humor: así fue la Nochevieja en España cuando el IVA llegó y nadie se quejó

¿Por qué es importante? Hace 40 años, España recibió su nuevo impuesto como si fuera una fiesta: Concha Velasco lo cantó en televisión, la gente brindó y nadie protestó. En aquel momento, el IVA se veía como un signo de modernidad y de que España por fin entraba en Europa.

Brindis, canciones y humor: así fue la Nochevieja en España cuando el IVA llegó y nadie se quejó

Hoy se cumplen 40 años desde que el IVA entró en nuestras vidas. El 30 de octubre de 1985 el Consejo de Ministros de Felipe González aprobaba el nuevo impuesto, que entraría en vigor el 1 de enero de 1986. Por entonces el tipo general era del 12%, y el Estado recaudó más de un billón de pesetas —unos 6.000 millones de euros—. Cuatro décadas después, ingresamos más de 90.500 millones, quince veces más, y el IVA general está en el 21%.

La primera vez que los españoles oyeron hablar en serio del IVA fue en Nochevieja. Y no en un debate ni en una rueda de prensa, sino en un especial de televisión presentado por Concha Velasco.

A ritmo de orquesta, lentejuelas y champán, la artista interpretó una canción compuesta por Augusto Algueró que decía así: "¡Que viva el IVA, ay que viva el IVA, que viva y viva, ay que voy que voy!"

Era la Nochevieja de 1985. En el ambiente flotaba la emoción por la inminente entrada de España en la Comunidad Económica Europea. El nuevo impuesto se presentaba como un símbolo de modernidad, una señal de que España por fin entraba en Europa.

Nada de protestas, ni caceroladas, ni manifestaciones. El país brindaba por su futuro europeo y, de paso, por el IVA.

¿Qué significaba entonces pagar IVA?

No era una cuestión de pagar más. El IVA venía a sustituir a impuestos antiguos e ineficientes. El mensaje del Gobierno fue claro: "No tienen por qué subir los precios. Si su comercio lo hace, no vuelva".

Pero, claro, subieron. De los ocho puntos de inflación de aquel año, casi tres se debieron al nuevo impuesto. Aun así, la economía aguantó y la recaudación se triplicó.

Con el tiempo, el "que viva el IVA" pasó de canción pegadiza a suspirito de resignación colectiva.

Del 12% al 21%: 40 años de subidas

El IVA debutó al 12% en 1986. Subió al 15% en 1992, al 16% en 1995, al 18% en 2010 y al 21% en 2012. Cada Gobierno, de un color u otro, ha acabado recurriendo a él. Porque el IVA es el impuesto más rápido para recaudar dinero, y el más difícil de esquivar: lo pagamos todos, compremos lo que compremos.

En 1986 era el símbolo de una España moderna. Hoy es el impuesto más odiado, el que castiga el consumo y que todos sentimos, cada día, en el ticket del supermercado o en la factura de la luz.

Un símbolo, como el euro

El IVA, igual que el euro años después, fue un requisito para entrar en Europa. Y también tuvo su efecto psicológico: pagar IVA era ser europeos. En los años ochenta simbolizaba apertura, prosperidad y modernización. Cuatro décadas después, simboliza más bien la carga fiscal que todos compartimos.

Y sí, hubo quien hizo negocio con él. En 1986 aparecieron anuncios de universidades que ofrecían cursos para entenderlo, inmobiliarias que prometían "pisos antes del IVA" e incluso IBM presumía de que sus ordenadores ayudaban a calcularlo. Todo era nuevo, todo era moderno.

Si hoy Concha Velasco cantara "¡Qué viva el IVA!"...

Probablemente tendría que salir escoltada. Pero en aquel momento, el IVA no se vivió como una carga, sino como un signo de modernidad. Era el precio de entrar en Europa, y los españoles estaban dispuestos a pagarlo.

Cuatro décadas después, el impuesto más europeo y menos querido del país sigue siendo el gran termómetro de nuestra economía: cuando sube, se nota; cuando baja, se agradece (aunque casi nunca ocurra).

Así que sí: hoy hace 40 años que empezamos a pagar el IVA.
Y aunque ya nadie lo cante, sigue siendo uno de los protagonistas silenciosos de nuestra vida cotidiana.

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