En medio de una crisis política y económica, Bolivia ha sido sacudida por un intento de golpe de Estado, marcando un capítulo más en su historia. Desde 1936, el país ha sido escenario de aproximadamente 40 intentos de golpe, con 17 de ellos logrando éxito en derrotar a los gobiernos establecidos.
El último se produjo en la noche de este miércoles en un contexto de extrema inestabilidad. Bolivia, que enfrenta una crisis económica severa, se sitúa como el segundo país más pobre del continente sudamericano. La economía está afectada por la disminución de las reservas de gas natural, que durante años han sido su principal fuente de ingresos. La necesidad de importar materias primas a precios elevados y la escasez de divisas para adquirir carburantes han contribuido al aumento de los precios de los alimentos y a la falta de inversión pública, exacerbando el malestar social.
Además de la crisis económica, el país atraviesa una aguda crisis política interna, especialmente dentro del movimiento de la izquierda. Desde la renuncia del expresidente de Bolivia Evo Morales en 2019, tras acusaciones de fraude electoral y la subsiguiente elección de Luis Arce como presidente, las divisiones internas en el partido gobernante han sido evidentes. Morales, quien continúa siendo una figura influyente, y Arce, el presidente en funciones, se enfrentan en una pugna por el control del partido y el apoyo popular de cara a las próximas elecciones en 2025.
En este tenso ambiente político, algunos seguidores de Morales han sugerido la posibilidad de un autogolpe por parte de Arce, acusación que ha sido vehemente negada tanto por el expresidente como por el gobierno actual. Sin embargo, las constantes movilizaciones y protestas contra el gobierno de Arce por parte de los seguidores de Morales han alimentado la especulación y la incertidumbre sobre el futuro político de Bolivia.
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