Discriminar por el aspecto físico tiene un nombre: aspectismo. El periodista José María Rivero explica en laSexta Clave que esto supone que el atractivo de una persona determine y ayude a la contratación o promoción en una empresa frente a otros candidatos.

Dicho de otro modo: que la belleza suponga un privilegio y que, para los menos atractivos según ciertos cánones, esto sea una forma de discriminación, una barrera y una limitación más a sus aspiraciones laborales.

El aspectismo podría incluir también la discriminación por llevar tatuajes, piercings o incluso por la vestimenta. No obstante, destaca el periodista, la discriminación por el aspecto del cuerpo preocupa incluso más, puesto que se trata de algo que, a priori, no podemos modificar.

¿Cómo nos encontramos estas discriminaciones en el entorno laboral? En ocasiones ocurre de forma inconsciente por parte del empleador, quien, sin advertirlo, escoge al candidato más atractivo. En otras, es la propia persona quien se 'autodiscrimina' de alguna manera: al ver que en el entorno laboral al que queremos acceder no hay diversidad o gente como nosotros, renunciamos a aspirar a ese puesto.

Pero también hay una forma de aspectismo plenamente consciente por parte del empleador, cuando este decide que no quiere empleados con unas determinadas características físicas o, por el contrario, que quiere personas con un determinado aspecto, discriminando así a otros candidatos.

Lo cierto es que existen ejemplos de aspectismo que se siguen viviendo actualmente, a pesar de que las compañías tiendan a orientarse hacia la diversidad, además del perjuicio que supondría para ellas que saliera a la luz pública que han discriminado por este tipo de cuestiones.

En Estados Unidos, por ejemplo, están tasadas las discriminaciones por ser alto, delgado o gordo. En Suecia, hicieron un experimento en el que comprobaron que las personas gordas eran llamadas mucho menos para las entrevistas de trabajo que las delgadas y que su porcentaje de rechazo era tan alto como el de otro grupo estigmatizado en el país, los inmigrantes musulmanes. En España, el profesor Pestaña, de la Universidad de Granada, ha hecho trabajos y ha visto que en muchas empresas, sobre todo del sector servicios, esto afecta especialmente a las mujeres.