En la vasta democracia de la India, donde 970 millones de ciudadanos están llamados a votar durante un período de seis semanas, una logística sin precedentes está en marcha. Desde los bulliciosos centros urbanos hasta los rincones más remotos, las urnas electorales están siendo transportadas en barcos y vehículos a cada rincón del país, con una urna ubicada cada dos kilómetros para garantizar el acceso a todos los votantes.

Una peculiaridad única del proceso electoral en la India es el distintivo violeta en el dedo, una marca duradera que indica que una persona ha votado. Esta medida se implementa para evitar el fraude electoral, especialmente en áreas donde la documentación puede ser escasa y la tasa de analfabetismo es alta.

En un país donde una cuarta parte de la población es analfabeta, se han ideado soluciones creativas para garantizar que los ciudadanos reconozcan a sus candidatos en las papeletas. Cada partido político tiene asignado un símbolo único, que se imprime junto a su nombre en las boletas electorales. Este sistema de símbolos permite que incluso aquellos que no pueden leer reconozcan a su candidato preferido.

El del Gobierno escogió el loto después de que su líder dijera que renacerían como un loto. El principal de la oposición, una mano, porque recordaba a un ídolo venerado representado con dos manos. Otro una escoba, porque iba a barrer la corrupción. Otro una bicicleta, símbolo de los humildes.

La operación electoral abarca todo el territorio, desde Sokhela Tayang, la única habitante y votante de un pueblo a una colina de distancia de la India; hasta los habitantes del punto de votación más alto, la zona del Himaliaya, a 4.000 metros de altura. Incluso en áreas donde los elefantes salvajes representan una amenaza para la seguridad, se despliegan equipos para garantizar que no interfieran con el proceso electoral, trasladándolos a zonas seguras si se acercan a las urnas.

Con 15 millones de personas trabajando para facilitar el voto de más de 900 millones de indios, la democracia en la India demuestra ser un ejercicio de inclusión y determinación sin igual en el mundo contemporáneo.