Un complot para asesinar a un rey. Es lo que podría haber sucedido en Arabia Saudí, según sostiene un exfuncionario de la inteligencia de ese país, que ha acusado al príncipe heredero al trono, Mohammed Bin Salman, de haber llevado a cabo múltiples planes de asesinato, entre ellos el de su difunto tío, que era el rey en aquel momento.
En declaraciones a la cadena 'CBS', este exfuncionario asegura que Bin Salman dijo que quería acabar con la vida del rey Abdulá con "un anillo ruso envenenado": "Será suficiente que le dé la mano y estará muerto", afirma que dijo.
Pero, ¿quién es en realidad Bin Salman? Se convirtió en príncipe heredero forzando al anterior a cederle el puesto. A pesar de que su padre es el rey actual, en Arabia Saudí es un consejo de príncipes quien escoge al sucesor. Un puesto que hasta hace poco ocupaba su primo, Mohammed Bin Nayef, que fue obligado a renunciar al título y cedérselo a Bin Salman.
Sin embargo, el pulso de poder no quedó ahí: lo primero que hizo Bin Salman como heredero al trono fue arrestar a príncipes, funcionarios y empresarios saudíes, gente rica y poderosa a la que encerró en un lujoso hotel de Riad. Muchos de los detenidos denunciaron haber sido torturados y despojados de sus fortunas, aunque, según el príncipe, era una campaña contra la corrupción.
No obstante, lo cierto es que el propio príncipe ha aparecido en los Papeles de Panamá y en los Paraíso e inclusos e compró un yate de 500 millones de dólares, así como un palacio a las afueras de París -con cámara subacuática incluida- por otros 300 millones. Además, pagó 400 millones por un cuadro de Leonardo Da Vinci considerado la pintura más cara del mundo. Todo ello, con dinero público.
El príncipe heredero también es el responsable de la intervención de Arabia Saudí en Yemen, pero fue el salvaje asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de agentes de la inteligencia saudí lo que le puso en el punto de mira. Khashoggi era crítico con el régimen y muchos en Occidente, incluida la CIA, señalaron a Bin Salman como la persona tras la orden de matarle. Pese a ello, Vladímir Putin le dio la mano en la cumbre del G-20, poco después del asesinato de Khashoggi. Pero no fue el único en caer en la polémica: también el rey emérito, Juan Carlos I, le saludó apenas mes y medio después del atroz crimen en el Gran Premio de Abu Dabi de Fórmula 1.
No obstante, Bin Salman se ha esforzado por dar buena imagen: levantó la prohibición que impedía conducir a las mujeres, reabrió los cines tras 35 años cerrados en el país y su último movimiento ha sido comprar el equipo de fútbol Newcastle.
No es el único
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