Este viernes, el agitador ultra Alvise Pérez se ha vuelto a hacer la víctima. Es necesario tener valor para admitir, como político, que has cobrado 100.000 euros en negro de un empresario al que además le aseguras que podrás legislar a su conveniencia. Alvise justifica su actuación diciendo: "Somos muchos los autónomos que alguna vez hemos tenido que hacer eso por necesidad, porque el Estado no te da otra opción". Sin embargo, añade que su verdadera culpa es ser autónomo y trabajar en lo que él califica como una "España venezolana", una "casa de putas" donde te apalean por pagar impuestos.
Sugiere que se ha sacrificado por los demás porque cobró esos 100.000 euros en negro para tener dinero y no tener que enriquecerse como político. Según él, lo hizo por necesidad. A pesar de esto, su 'fiesta', como él la llama, es un problema que afecta a todos.
El ultraderechista declara: "Si puedes eludir impuestos de la mejor manera posible, por favor, español, hazlo. Porque si además de que te apalean eres tonto y pagas hasta el último euro que puedas ahorrar, y si puedes desgravarte cualquier cosa, hazlo, porque el dinero no va a las escuelas... va a los ministerios de Irene Montero".
Sin embargo, el dinero sí va a las escuelas, a las carreteras y a la sanidad. Esto ya lo sabemos. Un mensaje para Alvise y sus seguidores: sí, el Estado te ofrece otras opciones. Ser legal y honrado, por ejemplo, como hacen miles de autónomos y millones de ciudadanos que pagan impuestos. Ellos saben que contribuir es necesario, ya que el Estado de bienestar se sostiene así. Si queremos vivir en un país más igualitario, más sano, más educado y con un futuro mejor, hay que pagar.
Llamar a la insumisión es promover la insularidad, la desigualdad y dejar atrás a mucha gente. Menos 'fiesta' y más responsabilidad.
Según el Consejo de Seguridad Nuclear
Las seis zonas contaminadas por radiactividad en España: Tarragona, Toledo, Madrid, Murcia, Huelva y Almería
¿Es peligroso? Según informes de Greenpeace y la Sociedad Española de Protección Radiológica, los niveles de radioactividad en estos suelos son bajos, pero el peligro continúa.