El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha reunido este miércoles con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Biden aseguró que cuando viera al líder israelí le iba a hacer preguntas difíciles, pero la imagen que nos han brindado ambos mandatarios ha sido de complicidad. Al bajarse del avión, el presidente estadounidense se ha fundido en un abrazo con Netanyahu.
En su gira por Oriente Medio, Biden tenía agendado reunirse también con el rey de Jordania y con el presidente de Palestina, pero ninguno de ellos ha querido sentarse a hablar con él tras el ataque en un hospital de Gaza. Culpan a Israel de haber perpetrado el bombardeo, pero Israel lo niega. Dice que el responsable del ataque fue la Yihad Islámica.
Estados Unidos confía en la versión israelí y ha insistido en su profundo compromiso con Israel. ¿De dónde viene este fuerte compromiso entre ambos países? De siempre, porque EEUU fue el primer país en reconocer el Estado de Israel en 1948.
El entonces presidente estadounidense, Harry Truman, tardó exactamente 11 minutos en hacerlo. Y lo hizo porque una alianza entre ambos países era beneficioso para todas las partes. Porque en medio de la Guerra Fría con la Unión Soviética, Estados Unidos se aseguraba así un aliado en Oriente Próximo.
¿Qué ha conseguido Israel de esta alianza? El país israelí se ha convertido en la decimoctava potencia militar del mundo. Fue a partir de la administración de John F. Kennedy, en los años 60, cuando ambos países sellaron una alianza militar que no ha hecho más que crecer a lo largo de los años. Lo han hecho a través de ayudas militares, transferencias financieras y acuerdos comerciales. Todo ello, ha potenciado el crecimiento de Israel hasta afianzarlo como una de las grandes economías del mundo.
Las relaciones entre los presidentes de Estados Unidos e Israel han tenido sus más y sus menos, sobre el conflicto israelí-palestino, han intentado ejercer el papel de intermediario. Desde George H.W. Bush, EEUU ha intentado garantizar que su financiación no fuese a parar a los asentamientos israelíes en Cisjordania y obligó a Israel a resolver el conflicto árabe-israelí a través del diálogo. Fue en la Conferencia de Paz de Madrid en 1991. Aunque no hubo una resolución de paz firmada por las partes, fue la antesala de los Acuerdos de Oslo de 1993, donde Bill Clinton consiguió que Yasser Arafat, expresidente palestino, y Isaac Rabin, exministro israelí, protagonizasen un histórico apretón de manos.
Otro presidente estadounidense, Jimmy Carter, escribió un libro en 2006 sobre el conflicto israelí-palestino. Lo llamó: 'Palestina: Paz Not Apartheid'. En él, Carter critica el sistema de Apartheid y opresión de Israel hacia los palestinos y recoge: "La paz llegará a Israel y Medio Oriente sólo cuando el gobierno israelí esté dispuesto a cumplir la ley internacional y honrar sus compromisos previos. Será una tragedia, tanto para palestinos, como para israelíes y el mundo, si la paz es rechazada y prevalece un sistema de opresión, apartheid y violencia sostenida".
Barack Obama también ha criticado la gestión de Israel en el conflicto, calificando de "ocupación" la presencia israelí en Palestina. Sin embargo, lo cierto es que ningún presidente estadounidense ha solucionado el conflicto porque siempre acaba prevaleciendo su apoyo a Israel. Lo que no le permite ser neutral en la contienda. Pero, ¿por qué? ¿Qué gana EEUU con esta alianza?
Estados Unidos obtiene así un fuerte aliado en Oriente Próximo, se beneficia de la tecnología desarrollada por Israel y hay una parte del dinero que le viene de vuelta porque Israel invierte en armamento. Y además, con esta alianza, EEUU cumple con su comunidad judía. Porque hay un enorme lobby judío en Estados Unidos, que es muy influyente en su política.
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