Paz que no llega
80 años de la ONU y la imagen es la misma: más débil que nunca, sin recursos y sin soluciones para los grandes conflictos globales
Los detalles Rusia y Ucrania, Palestina y más de 50 conflictos activos en todo el mundo muestran que, pese a ocho décadas de historia, la organización que nació para mantener la paz no logra cumplir su misión mientras los grandes poderes bloquean decisiones y recortan fondos.

Este 2025, la ONU cumple 80 años. Nació en 1945, justo después de la Segunda Guerra Mundial, con un objetivo claro: mantener la paz en el mundo. Ocho décadas después, ese sueño parece más frágil que nunca.
Hoy, en la Asamblea General, la evidencia de su debilidad es palpable. Encima de la mesa están los mismos problemas que el año pasado: la guerra de Rusia contra Ucrania y el genocidio de Israel contra la población palestina. Entre la imagen de la Asamblea de 2024 y la de hoy, ha pasado un año entero, pero los grandes conflictos siguen sin resolverse. Y esto no termina ahí: hay más de 50 conflictos activos en todo el mundo.
A los problemas internacionales se suma la presión de los grandes poderes. Estados Unidos, con Donald Trump de vuelta, ha recortado su inversión en la ONU, retirado al país del Consejo de Derechos Humanos y bloqueado la financiación de la UNRWA, la agencia para los refugiados palestinos. La organización atraviesa así una crisis presupuestaria que amenaza su funcionamiento.
La influencia de los cinco miembros con derecho a veto —EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido— complica aún más las cosas. Los abusos del veto permiten decisiones unilaterales que dejan a la mayoría de los países sin voz ni voto.
A esto se suman los enormes desafíos climáticos, a los que la ONU no ha logrado responder de manera efectiva, y la pérdida de credibilidad frente a la comunidad internacional.
80 años después, la ONU está siendo puesta a prueba como nunca. La organización que nació para mantener la paz mundial se enfrenta hoy a la dura realidad: su supervivencia depende de que logre adaptarse y reaccionar ante conflictos y crisis que no esperan.