Al cantautor chileno Víctor Jara lo quemaron con cigarrillos, le rompieron los dedos y le cortaron la lengua, para que no pudiese ni tocar su guitarra, ni cantar sus canciones. Después de cuatro días de torturas, lo acribillaron a tiros.

En su cuerpo sin vida encontraron 44 orificios de bala. Este jueves se han cumplido 48 años de su asesinato.

Para entender su muerte hay que entender lo que pasaba en Chile en aquel momento. En septiembre de 1973, hubo un golpe de Estado de Augusto Pinochet y lo primero que hace la junta militar es detener a todo ser viviente relacionado o sospechoso de tener relación con la izquierda. Eso incluía a Víctor Jara.

Un campo de concentración donde fingían "celebrar fiestas"

Los llevaron al Estadio Nacional, un recinto deportivo en Santiago de Chile que durante unos meses se convirtió en un campo de concentración para presos políticos. La presión internacional obligó a los militares a permitir el acceso de periodistas al estadio.

Intentaron hacerles creer que ahí todo estaba bien. Incluso obligaban a los prisioneros a comportarse como sí nada. Más aún, como si estuvieran de fiesta.

Calculan que por ese estadio, que hoy lleva el nombre de Víctor Jara, pasaron en apenas dos meses más de 40.000 prisioneros. Jara no salió con vida. No fue el único. Pero los que sí lo consiguieron, se fueron a su casa sabiendo que les estaban vigilando.

Canciones en defensa del campesino, de la clase obrera...

En el caso de Jara no tenían dudas. Había participado ese mismo año en la campaña electoral de Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda. Y sus letras tampoco gustaban demasiado al régimen de Pinochet.

Cantaba en defensa del campesino, de la clase obrera.. canciones por la paz y la libertad. Cosas que no pegan demasiado con una dictadura. Víctor Jara es para muchos un referente de la canción protesta, pero su amor por la música nació mucho antes que su ideología.

Condenaron a todos los culpables de su muerte 45 años después

Jara fue asesinado en 1973, pero no consiguieron condenar a todos los culpables de su muerte hasta 2018, 45 años después. Durante todo ese proceso judicial se vivieron momentos de mucha tensión.

Y la justicia no fue lo único que se retrasó. También su funeral. En el 73 tuvieron que celebrarlo en la clandestinidad. Pero en 2009 aprovecharon una segunda autopsia a sus restos para despedir al artista como se merecía. Al acto asistieron más de 12 mil personas y se pasaron casi 5 horas recorriendo las calles de Santiago de Chile.