¿Qué ha supuesto para ti salir de tu pueblo y aterrizar directamente en una isla virgen sin nada?

Un impacto grande, me sorprendió el avión, los trenes y demás. Y ya cuando llegué a la isla… ¡lo flipaba en colores de tal cambio de 360 grados!

¿Qué piensas de tus compañeros?

Que somos una gran familia porque todos son especiales y diferentes.

¿Qué crees que es lo mejor de ti que aportas al grupo?

Aunque de supervivencia siempre voy un poco escaso, la alegría, el arte y el temperamento me pertenecen. Siempre era bueno un momento gracioso para circunstancias tan duras.

Si tuvieras que destacar un momento… ¿con cuál te quedas?

Sin duda destacaría el momento del salto del barco. Aunque lo mío no es saltar de un barco hacia una isla desierta, fue el momento más emocionante porque ahí empezaba ya lo duro de verdad.

¿Has llegado a sentir verdadero temor por tu vida en alguna situación extrema?

Sí, el de agua, la comida y las primeras necesidades no las teníamos ¡era lo necesario para vivir!

¿Cómo os enfrentabais esos primeros momentos a la posibilidad de no encontrar agua?

Pues yo por mi parte fatal, con semejante calor que hacía y deshidratados. Yo estoy acostumbro en mi día a día a beberme más de dos litros diarios, por eso, esto era lo peor.

¿Son peores los días, con el calor y la deshidratación o las noches con la humedad?

Pues, la verdad, que no sabría bien por qué decantarme, puesto que las dos eran bastante malas. Aunque yo por la zona donde vivo estoy acostumbrado a altas temperaturas. Por eso, diría las noches porque esa humedad atraía a todo tipo de bichos y era lo que peor llevaba.

¿El hombre es capaz de más de lo que cree?

¡Claro que sí! Estamos acostumbrados a vivir con una serie de lujos que no valoramos nada de lo básico. Siempre dije que toda la fuerza estaba en la mente.

¿Cómo piensas que cambiará tu vida tras tu paso por La Isla?

Pues a bien, espero. Por supuesto, a la hora de llevar una vida más sana y valorar mucho más las cosas básicas y necesarias para vivir.

¿Qué inquietudes tiene que tener una persona para querer participar en una experiencia así?

Pues la sencilla inquietud de saber si realmente podría sobrevivir en una isla sin nada. Aparte un mesecito de isla a más de uno, no le vendría mal.

Durante los días en La Isla, ¿cuáles son los pensamientos que más se repetían en tu cabeza?

Las ganas de llegar a la final del programa y de superarme cada día. Con mi arte, alegría, desparpajo y mis cantes. Por supuesto, sin olvidar a mi familia, amigos y mi gente que les llevaba cada minuto en mi cabeza.