Hacer fuego, nudos y construir cabañas son algunas de las habilidades que Ana María ha aprendido en un curso de supervivencia. "Ya veremos si luego las puedo llevar a cabo", expresa dubitativa la funcionaria de 60 años.

Para la aventurera, La Isla es una "experiencia fuera de lo común" y espera que le cambie "su forma de ver la vida, de pensar, de relacionarse y de sentir". Mientras eso ocurre, la valenciana viene predispuesta a demostrar su valentía. "No tengo miedo", asegura la funcionaria al mismo tiempo que admite que le da respeto la falta de agua.

Al igual que algunas de sus compañeras, esta vecina de la ciudad del Turia espera no tener límites durante su aventura en La Isla.