Jalis de la Serna y su equipo fueron testigos en 2014 de un combate en pleno centro de Donetsk entre milicianos prorrusos y otro grupo armado. El equipo tuvo que protegerse con cascos y chalecos antibalas. Incluso tuvieron que refugiarse de los disparos en un hospital ucraniano. Uno de los momentos más tensos fue cuando uno de los milicianos se percató de que le estaban grabando y se acercó a los reporteros.

Sin embargo, el equipo pudo seguir grabando el combate, en el que había "una gran tropa de en torno a 20 o 30 de milicianos prorrusos" que cercaban una zona mientras se escuchaban disparos. Los milicianos iban fuertemente armados con kalashnikovs y lanzacohetes. Mientras grababan el suceso, vieron que un paramilitar se acercó, y ante la sorpresa del equipo, los transeúntes se atrevieron a pedirles explicaciones.