Un bebé recién nacido ha sido arrojado por su padre al río Besòs en la localidad catalana de Sant Adrià del Besòs, según ha confesado el propio progenitor.

El padre, de 16 años, lo habría hecho después de que su pareja, de la misma edad, diese a luz en un hostal de L'Hospitalet de Llobregat la noche anterior.

"Sorprende que vayan a un hostal y les dejen entrar sin pedirles el DNI, el hecho es dramático, supone la pérdida de un menor que ya ha nacido. Ahora habrá que analizar quiénes son sus familias y si sabían algo", ha apuntado el psicólogo Javier Urra en Expediente Marlasca.

"A veces, el miedo de ser sancionados hace que no se entregue un bebé en un hospital para que el día de mañana pueda tener vida, tener futuro desde el acogimiento o la adopción", ha lamentado el psicólogo, que ha recordado la dureza del caso: "Limpiaron la habitación, tenían todo como muy preparado para un hecho terrible y lamentable".

Ahora, los menores, en caso de ser declarados culpables de un delito de asesinato, podrían enfrentarse a ocho años de internamiento. Una cantidad que "no es suficiente si lo vemos como un ciudadano, un padre o un abuelo", pero sí a ojos del experto: "El joven tiene 16 años y se le priva de libertad de la mitad de lo que ha vivido. Tener muchos años más a un joven ahí le puede animalizar".

"De haber sido la sanción en vez de ocho años, de 12, ¿habría dejado de cometer este hecho? La respuesta es que no", ha reiterado el psicólogo.