"Nos dicen que comamos, que durmamos, pero es imposible, si no es con medicamento no podemos dormir". Es la preocupación que mostraba Ana ante las cámaras de Expediente Marlasca este sábado, cuando todavía no habían encontrado a Gabriel. Afectada, agarrando la mano a su pareja, Ana no se explicaba cómo alguien podría hacer daño al chico: "Nadie le puede hacer daño a Gabriel, es un angelito, nadie".
Sobre el episodio de la camiseta, reconocía que era extraño que ella misma la hubiera encontrado, pero le restaba importancia: "Es extraño pero nos da igual, lo importante es que aparezca Gabriel. La hayamos encontrado nosotros nos da igual. Nos da esperanza". En los 12 días de desaparición, Ana siempre fue un apoyo para Ángel: "Mi pareja me saca de casa también para que demos una vuelta, para que no me derrumbe allí" decía Ángel.
En todo momento estuvo ayudando en la búsqueda, aunque su comportamiento llamaba la atención: "Una de las cosas que había levantado sospechas es que a Ana se la veía más afectada que al padre y a la madre, habían empezado a sospechar de una cierta sobreactuación" ha explicado el periodista Manuel Vilaseró, amigo de la familia.
A las dudas sobre su sobreactuación, se sumaba la mala relación que, al parecer, tenía con Gabriel: "La relación con Gabriel era mala pero claro, no te deshacer de un niño porque tengas una mala relación con él, tienen que haber muchas más cosas que no conoces" ha explicado Vilaseró. Ana era una persona aceptada dentro de la familia. Había llegado a España hace unos años y compartía su vida con Ángel desde hacía un año y medio.