Viajamos a Vietnam, el segundo productor de café del mundo, después de Brasil. Nada más bajar del avión, nos recibe un representante del régimen comunista, quien tiene la orden de seguirnos de cerca los cinco días que estamos autorizados a grabar. Para visitar una plantación, tenemos que conducir hora y media.

Allí, entrevistamos a productores del café, con ayuda de un traductor. Sin embargo, al preguntar a un trabajador si en el campo trabajan niños, la cosa cambia. "Lo siento, pero de esto no voy a hacer la traducción. Eso está fuera de mi ámbito. Yo estoy aquí haciendo la traducción de los trabajadores del campo y de los recolectores de café, así que solo preguntas relacionadas con el café", afirma el traductor.

Finalmente, tras varios minutos de tira y afloja, el representante del Gobierno accede a preguntar lo que no quiere el traductor, y esto es lo que responde un productor de café: "Estos terrenos pertenecen a una familia y hay niños de 16 años que cuando tienen el día libre, trabajan aquí como actividad para estar junto a sus padres; aquí no tienen otras actividades para hacer, y para ellos es como hacer deporte, así sueltan energía".