Las compañías eléctricas salen ganando con las instalaciones de autoabastecimiento de los particulares que venden su excedente. Aunque reciben un descuento en la próxima factura, el descuento que perciben es mucho menor que el valor al que venden su energía. Consiguen millones de kilovatios a bajo coste, un negocio al que Antonio Collados, peluquero de un pequeño pueblo conquense, ha querido plantar cara.

Consume energía unas ocho horas diarias y lo hace de sus propias placas solares. Ha invertido, además, en cinco baterías que almacenan toda la electricidad de sus ocho paneles. Pagó unos 6.000 euros por ellas, pero ahora toda la energía que genera y no consume en la peluquería, la almacena para su casa.

"Cuando no hace sol, es decir, cuando ya llega la hora de la noche y tú estás en tu casa tranquilamente viendo la tele, cenando o tal, tú tiras de tus baterías. Me ha cambiado la vida, totalmente", ha confesado a Equipo de Investigación.