La diócesis de Málaga nunca comunica a los vecinos los motivos del traslado del párroco a Melilla. Saltarse el voto de castidad no parece tener consecuencias. El vicario de la ciudad participa con él en las grandes celebraciones religiosas. En Melilla es donde el padre Fran conocerá a la mujer que acabará delatándole. Una feligresa que se enamora del sacerdote encuentra por casualidad en la navidad del 2022 los vídeos en los que el padre Fran supuestamente abusa de cinco mujeres.

 La novia del párroco, en lugar de ir a la Policía, se dirige a la máxima autoridad eclesiástica de la ciudad autónoma: el vicario. Ante su superior, el padre Fran admite tener una relación con la joven de Melilla, pero niega haber grabado ninguna agresión sexual. "La decisión número uno que toma la iglesia es trasladarle de Melilla a Málaga, es decir, apartarle del foco del posible escándalo. La decisión número dos es asignarle una serie de parroquias escondidas, lejanas, con poca actividad, pero no se le suspende", señala Cruz Morcillo, periodista de 'ABC'.

El sacerdote vuelve a la Sierra de las Nieves: esta vez a Yunquera, a tan solo 25 kilómetros de los pueblos malagueños, donde presuntamente habría cometido las agresiones sexuales. El obispado no toma ninguna medida y el padre Fran asiste a la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa. Le acompaña un grupo de curas con los que mantiene amistad. Se fotografían delante del altar donde el papa oficiará la misa inaugural. La novia, al ver que el párroco hace su vida con normalidad, decide acudir a la Policía. Han pasado ocho meses desde que encontró los vídeos de las agresiones sexuales.