Tras la desaparición de Sonia en julio de 1995, buscaron a la joven estudiante de Filología inglesa durante cuatro meses, hasta que finalmente alguien alerta a la Guardia Civil. Así, el cuerpo de Sonia es encontrado a cinco kilómetros del lugar donde fue vista por última vez. Tomás Calviño, subteniente de la Guardia Civil, explica que el cuerpo fue encontrado "tumbado y en mal estado, porque habían pasado cuatro meses, y con una cinta aislante cubriéndole la boca". Calviño destaca que algo que les llamó la atención fue que la joven "estaba amordazada con una cinta aislante de una medida que no se comercializa en ningún lugar del mundo".

Por su parte, Vicente Garrido, catedrático de Criminología de la Universidad de Valencia, expresa que "la escena del crimen es un poco 'la obra del artista' cuando estamos hablando de un asesino en serie, que está reflejando rituales y fantasías importantes". "En el caso de Sonia, el cuerpo está presentando una imagen que quiere impactar a la persona que la vea, tenemos la cabeza tapada, tenemos que se ha manipulado su ropa interior, se la ha amordazado y está atada; todo el escenario significa control", explica.

Para Garrido, el hecho de que la víctima del asesino en serie de Castellón fuese encontrada con la ropa interior en la boca "está asociado con el componente sexual". "En este caso, el sexo se vincula a través del control. Para él no es importante la penetración, y la posesión del cuerpo no se realiza a través del acto sexual, sino a través del homicidio y la manipulación posterior del cadáver", señala el criminólogo, a lo que añade que "cuando una persona muestra control y determina los espacios y los lugares en los que quiere matar de acuerdo con sus necesidades y el temor que él observa a que pueda ser identificado, significa que es una persona que tiene un patrón de vida consistente, que posiblemente se relaciona bien con los demás".