Ángeles Álamo, santera, abre las puertas de su casa a Equipo de Investigación y accede a responder a las preguntas de los reporteros. La mujer cuenta sin tapujos qué ocurrió el día en el que la Guardia Civil entró en una casa rural donde hacían un ritual de Santería, y que acabó con su hijo condenado por sacrificar a una cabra. "Éramos siete u ocho personas que estábamos preparados; el ritual se empieza matando al animal de cuatro patas", afirma, a lo que añade que la Policía llegó justo cuando su hijo estaba matando a un animal.

Así, la mujer reconoce abiertamente que ella ha sacrificado animales: "Yo soy santera y lo hago con la mano", señala, al tiempo que defiende que "no es maltrato animal". "Para usted, a lo mejor es maltrato animal, pero para mí es una forma de salvarme. Para que corra mi sangre, que corra la de un animal. ¿Me entiende? Si en vez de coger y matar un pollo en la calle, lo mato en mi casa y nadie se entera. Pero si tengo que hacerlo, lo voy a seguir haciendo", manifiesta.

Además, Álamo reconoce que su nieta de 11 años estaba presente en el ritual que interrumpió la Guardia Civil. "Ella está iniciada en la religión porque todos somos santeros", afirma la mujer, quien dice que la niña "ve como una cosa normal" este tipo de rituales, aunque apostilla que ella no presenció la matanza de una cabra "porque no estaba en el cuarto de religión".