Entre enero y febrero de 1996, solo unos meses después del hallazgo del cuerpo de Sonia, aparecieron los cadáveres de otras tres mujeres a siete kilómetros al sur de Castellón. "Los tres presentaban características comunes, como señales de ligaduras en tobillos o en manos, y las tres murieron por estrangulación", señaló a Equipo de Investigación Juan Salom, exfiscal de la Audiencia Provincial de Castellón.
Joaquín Ferrándiz relató con frialdad el asesinato de estas tres mujeres en una carta escrita desde la cárcel que hizo pública por primera vez Equipo de Investigación. El mismo verano que mató a Sonia, se dirigió al norte de Castellón, a una zona de clubs de alterne. A pocos minutos de los locales de prostitución, algunas mujeres esperaban a los clientes a pie de carretera. Natalia era una de ellas, a quien nada le hacía sospechar que un cliente atractivo y educado como Ferrándiz iba a ser su asesino.
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Su segunda víctima en la zona, Paqui, ejercía la prostitución para pagar sus dosis de heroína, y Mercedes, de 23 años, fue su última víctima en 1995. "Que hubiera tres muertes y no más es simplemente por el hecho de que a veces volvía a casa por la Nacional (y no por el Grao) y, sobre todo, porque se acabó el verano", confesó con frialdad el asesino en serie de Castellón en la carta que escribió desde prisión.
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