Mercedes Chivite, la mujer que hizo creer a decenas de personas que era la hija del rey emérito, utilizó ese nombre para estafarles. Realmente se llama Ana María Bea, y nació a más de 300 kilómetros del Palacio de la Zarzuela, en un pueblo navarro de 8.000 habitantes.

Uno de sus profesores la recuerda como una joven "normal y corriente", y con problemas físicos de movilidad a causa de una meningitis. "Estuvo tiempo por el pueblo en casa de su madre y su padre y después ya cuando empezó a hacer charranadas la echaron. Después, se casó con su tío", explica uno de los vecinos de la localidad. Se refiere al tío abuelo de la estafadora, un excombatiente del bando nacional que perdió el 90% de su visión en la Guerra Civil. Fue declarado 'mutilado permanente', y recibió una pensión vitalicia de 1.800 euros al mes.