Son muchos los que, al comprar un queso en el supermercado, acaban llevándose preparados de almidón. No todo lo que parece queso lo es, de hecho, muchos de los productos que venden en supermercados evitan utilizar la palabra para eludir demandas.
Para evitar que nos den gato por liebre, es fundamental que nos fijemos en las etiquetas. Lo primero: ¿pone la palabra queso? Si, por contra, utiliza 'Rallado', 'Sándwich' o 'Especial fundido', estamos ante un preparado con grasas de baja calidad y almidón.
No obstante, debemos comprobarlo con los ingredientes: grasas vegetales, proteína de leche, almidón, mozzarella... ingredientes que, en su conjunto, aportan un 30% menos de proteínas y grasas de calidad a nuestro organismo y pueden llegar a contener hasta un 300% más de sal.
"Cuando vemos que falta la palabra queso ya nos debería hacer sospechar. Posiblemente es que no sea un queso de verdad", ha explicado Lucía López, nutricionista.
El calentador, dentro de la ducha
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