Los investigadores examinan los informes de cada uno de los enfermos de Alzheimer tutelados por AFAL. Uno de ellos es el pintor Francisco Fernández Reolid. Sus obras llegan incluso a la  televisión. Se convierte en un pintor reconocido en los años 80, e hizo mucho dinero con sus obras.

A pesar de tener un solo hijo, un juez decide darle a AFAL la tutela del pintor, internado en una residencia. La fundación pasa a controlar su patrimonio, sus visitas y hasta el lugar dónde reside. Pero, ¿por qué la fundación decide cambiarle a una residencia más cara?

El director de la residencia Eulen Santo Domingo, donde se juntaron 20 tutelados de AFAL, acaba declarando como testigo ante el juez y sacando a la luz un presunto fraude. Según su versión, los ancianos pagaban 300 euros más de mensualidad, y AFAL llevaba allí a sus tutelados porque sacaba un beneficio mensual de cada uno.

Además, destapa otro escándalo: los tutelados de la fundación pueden estar mal atendidos. El trabajador social que se ocupa de visitar a los ancianos de AFAL durante años denuncia que incluso tenían que ponerles ropa de personas fallecidas.

Los investigadores se fijan la responsable de la tutela del pintor. Gestiona su dinero y el de muchos de los enfermos. ¿Por qué viven de la caridad ancianos con un gran patrimonio? La tutora del pintor es la abogada de AFAL, imputada en el caso. Ella señala a la cúpula de la fundación.