Cientos de españoles se apuntaron a la moda de comprarse un mapache, y tras el abandono de algunos de ellos en el sur de Madrid en 2003, se produce su invasión. Los mapaches abandonados se reproducen rápido, y avanzan en manada por los cauces de los ríos.

Pero estas especies son focos infecciosos: pueden contagiar la rabia, el moquillo y hasta la tuberculosis. De hecho, los especialistas prefieren que se mantengan al margen de los humanos: "Son animales salvajes, no son mascotas", advertía Francisco García, biólogo, tras prohibir tocarlo.

"Este animal pesa más de nueve kilos, es muy fuerte, es todo músculo y tiene una potencia de mordisco, por ejemplo, más fuerte que la de muchos perros", advertía el biólogo.

No sería el primer caso en el que un mapache agrede a una persona. García narraba como a "una conocida que trabajaba con mapaches entrenados para grabar anuncios", un macho "le saltó y le mordió en la cabeza. Le hizo una lesión bastante fuerte mordiéndole, de forma que le secciono una rama del nervio facial y le paralizo parcialmente la cara".

Otro caso especialmente duro fue el de una niña en EEUU, que también fue atacada por un mapache: "Causándole gravísimos daños en la nariz, en la mejilla, y arrancándole una oreja".

En Madrid se han capturado más de 1.000 mapaches en la última década, pero la mayoría han sido sacrificados, tal y como dicta la ley de bienestar animal.

"Si no hacemos nada podrá haber mapaches creo que potencialmente en toda España: podremos ir por la calle, por ejemplo, y encontrarnos un mapache", concluía el biólogo.