Jordi, un joven ciberestafador leonés, habla en el audio que aparece en este vídeo con un colaborador de su "adicción" a estafar: "Llámame loco tío, pero cuando me dan el DNI y los seis últimos dígitos de la tarjeta y entro en la cuenta bancaria es como el yonki que se pincha, tío. Es como... no sé, tío".

Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga forense, señala que "estamos hablando de una persona que durante mucho tiempo estaba aislada, encerrada en su habitación, cuyo único estímulo era jugar a videojuegos". "No tenía amigos, entonces las personas con mucho tiempo tienen necesidad de sentir cosas y para él lo único que le hacía sentir bien era o impresionar a los demás, estafar", afirma.

En este sentido, el presunto mayor estafador de la historia de España se burlaba de las víctimas, a las que llamaba "tontos", "bobos" o débiles y se definía a sí mismo como un ser superior. Ni siquiera las cámaras de seguridad de los cajeros donde sacaba el dinero de las estafas parecían importarle, ya que, como se puede ver en este vídeo, Jordi les hacía un corazón, e incluso les lanzaba besos.