El ingeniero técnico industrial Paulino Pastor acude a un céntrico restaurante de Madrid para medir la calidad del aire. Allí, su propietaria le cuenta que "antes de abrir el restaurante están todas las ventanas abiertas, ventilándose", que cuando llegan los clientes cierran. y que durante el servicio las van abriendo "en función de los clientes" que tienen. Tras utilizar un medidor, el ingeniero determina que la calidad del aire "es buena, ya que tiene 500 ppm de CO2, lo que es perfectamente aceptable".

Además, analizamos el riesgo de contagio por aerosoles al que nos enfrentamos cada día. Empezamos en este bloque donde viven 100 vecinos que toman a diario el ascensor. "Nos encontramos en un ascensor de unas dimensiones muy reducidas y en el cual hay una permanencia de tiempo muy corta, de 30 segundos, que las personas utilizan la mascarilla, por lo que estaríamos hablando de un riesgo del 0,01%", indica José Antonio Galdón, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid.

Repetimos la medición de calidad del aire en el Metro, donde pueden llegar a coincidir más de dos millones de usuarios al mismo tiempo. Allí el medidor llega a detectar "1.300 ppm de CO2", aunque el hecho de que sea obligatorio llevar mascarilla reduce el riesgo de contagio hasta el 0,07%. Cabe destacar, además, que cada pocos minutos se abren las puertas, por lo que "se va ventilando de forma natural lo que es el vagón", tal y como señala Galdón.

En lo referente a la calle, el decano decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid explica que los aerosoles "se diluyen por completo, por lo que la posibilidad de contagio por aerosoles es mínima".