El mismo día de su desaparición comienzan a buscar a Déborah. Su padre se pone al frente de una de las batidas sobre el terreno. Toda su familia participa en la búsqueda, entre ellos su hermano Jóse, al que entrevista Equipo de Investigación.

José Fernández-Cervera estuvo "18 años sin hablar de este tema con nadie" y ha sido "hermético toda la vida". Reconoce que "toda" su "vida ha estado callado", y probablemente es lo que le "ha destruido como ser" porque "no te deja vivir".

José recuerda que nunca pensó que su hermana podría estar muerta mientras estuvo desaparecida, y su familia tampoco. Pero también recuerda cómo una persona habló de ella en pasado antes de conocer el crimen: "Una persona habló en pretérito de mi hermana. Yo llegué a mi casa y vi una escena que me pareció como mínimo extraña".

"Nos encontramos a un individuo en el regazo de mi madre, de rodillas, diciendo que la quería, y entonces yo me fui a él y le pregunté que cómo que la quería, que si sabía algo que no sabíamos los demás porque mi hermana de momento no estaba muerta. Me puso cara de cretino y quedó la cosa ahí", recuerda.