Vanesa es una de las residentes de la Cañada Real a la que han ofrecido un piso de protección oficial. Se trata de una vivienda ubicada a 15 kilómetros del asentamiento donde aún reside y por la que, afirma, paga 80 euros mensuales.

Sin embargo, aún no se ha trasladado a dicho piso de realojo. "La puerta tienes que levantarla para cerrarla porque está caída, las manillas están todas rotas, no hay enchufes...", lamenta.

El estado del piso, afirma, es "de vergüenza", y por eso no ha dudado en enseñárselo a las cámaras de Equipo de Investigación: "Llevo un año esperando a que vengan a arreglarlo".

Asegura que la última reclamación la puso apenas días y que aún espera una respuesta. Mientras, sigue en la Cañada Real: "Nada, ellos lo mandan por registro y nada... sigo en la Cañada porque no me vienen a arreglar la vivienda", ha lamentado.