Equipo de Investigación habla con Rodrigo Córdoba, profesor de Medicina, que ha formado parte del estudio de la Universidad de Zaragoza en el que han estudiado cómo nos afecta la exposición al vapor que desprenden los cigarrillos electrónicos. "Cuando apareció la primera oleada de cigarrillos electrónicos, nos preguntábamos el vapor que producen estos productos y qué nivel de partículas podía tener para las personas expuestas a estos vapores", cuenta Córdoba

Así, el profesor de Medicina de la Universidad de Zaragoza explica que "las partículas finas de menos de 2,5 micra es uno de los principales indicadores del aire ambiental". "Tienen un grosor 30 veces menor de lo que es el grosor de un cabello humano, por lo que estas partículas pasan a todo el árbol pulmonar, pero también pueden pasar a la sangre, al sistema circulatorio", señala.

Para realizar el estudio, según indica Rodrigo Córdoba, seleccionaron un local de unos 48 metros cúbicos e invitaron a tres voluntarios que consumían cigarrillos electrónicos a consumir su producto durante 30 minutos. "Durante este tipo estuvimos midiendo la concentración de partículas finas. En esa sala se llegó a respirar un aire 25 veces más contaminado de lo que recomienda la OMS y la UE", afirma el médico.

"Tenemos la grave sospecha (porque no hay suficientes años de observación) de que que el vapeador pasivo puede salir perjudicado si está expuesto a los vapores del cigarrillo electrónico. Al paso de los años pueden tener problemas, como el aumento del riesgo de cáncer, problemas cardiovasculares o enfermedades respiratorias", alerta Rodrigo Córdoba.

Sin embargo, el médico lamenta que "hay pocos estudios" y, de los que hay, "algunos curiosamente han sido financiados por las Asociaciopnes Internacionales de Vapeadores".

"Encuentran muy poco producto tóxico en el vapor del cigarrillo electrónico, pero es un estudio encargado por una parte interesada, con lo cual es difícil tomar en consideración un trabajo que tiene tantos conflictos detrás de eso. Por ello, algunos de los autores se podrían calificar más que de científicos, de 'lobistas'", critica, añadiendo que "hay un interés en promocionar el cigarrillo electrónico".

"En los últimos cinco años, las principales compañías tabaqueras están comprando las principales marcas de cigarrillos electrónicos. Nuestra impresión es que la apuesta por el cigarrillo electrónico por parte de las tabacaleras es ampliar y diversificar su mercado, no sustituir el cigarro convencional", concluye Córdoba.