Salvador tenía 53 años y era el alcalde de su pueblo cuando fue asesinado. Los vecinos le habían elegido por tercera vez. Una de las últimas personas con la que habló fue el gerente de una cooperativa de la que era socio y al que iba a comprar una cosechadora de 180.000 euros. Se investigó si el asesino pensó que pudiera tenerlos en casa y por eso le mató. Sin embargo, ya estaba pagada.

No obstante, los investigadores pusieron toda la atención en la pequeña localidad por diversos motivos. Durante el entierro, un vecino, Ángel Ruiz, no paró de hacer ruido con un tractor, según ha indicado el entrevistado a Equipo de Investigación: "Pegaba acelerones para hacer ruido y molestar lo más posible la ceremonia. No pasó desapercibido, lógicamente, unos ruidos en un funeral y además un funeral después de un crimen como aquel, pues evidentemente llamó mucho la atención", asevera.

Los hechos se agravan cuando a la mañana siguiente el panteón de los Barrio amanece con 15 insultos escritos sobre la fachada. "Cerdo, hijo de puta y cabrón" eran las palabras que se repetían. También las hizo Ángel Ruiz, según ha indicado el periodista de 'El diario de Burgos' Iñaki Elices: "Lo hace con un ánimo de venganza. Su padre había plantado un árbol en el cementerio y una de las ramas estorbaba para la ceremonia de introducir el féretro en el panteón de los Barrio, entonces esa rama se cortó porque ya invadía un poco el panteón. Le sentó mal y se lo cobró así, con esas pintadas".