La cenas navideñas con la familia es uno de los momentos más esperados del año, pero puede convertirse en el más peligroso por espacios cerrados como el salón que aparece en este vídeo. Aunque este año las reuniones navideñas están limitadas a diez personas, un enemigo invisible se sentará a la mesa y Paulino Pastor, ingeniero técnico industrial sabe cómo detectarlo, gracias a un aparato que mide la calidad del aire.

"Estos aparatos lo que hacen es medir el dióxido de carbono que es lo que exhalamos en la respiración, por lo que es un mecanismo muy útil para ver lo bien o lo mal ventilado que está un espacio cerrado. E igual que sale el dióxido de carbono, pueden salir los aerosoles contaminados si hay una persona infecciosa", explica Pastor, a lo que añade que "cuantas más personas, más concentración de CO2".

En el momento en el que se juntan los seis familiares en la mesa, el resultado del medidor es 2000 ppm de CO2. "Eso prácticamente triplica lo que nosotros normalmente recomendamos, que debería estar entre 700 y 800, por lo que es momento de ventilar", indica el ingeniero.