El Alzheimer hace olvidar a María de los Santos García Laines sus posesiones, su riqueza y hasta su familia. Es la oportunidad de la Fundación AFAL. Su sobrina nos cuenta que, al incapacitarla, un juez decidió darle la tutela a AFAL, al considerar que ninguno de los familiares era capaz de hacerse cargo.

Los investigadores descubren que la enferma de Alzheimer tiene casi 19 millones de euros en efectivo y 9 edificios enteros en Madrid llenos de pisos alquilados. Una fábrica de dinero en barrios donde el alquiler medio ronda los 1.200 euros al mes. Cuando comienza la tutela, la enferma de Alzheimer ingresa por los alquileres de sus pisos 60.000 euros cada mes.

La empresa que gestiona los alquileres es de una amiga de la presidenta de AFAL. Los investigadores quieren saber por qué esta inmobiliaria gestiona los alquileres de la anciana. Una extrabajadora de la fundación tiene la respuesta: “Cobraban un 5% del importe facturado al mes”.

La investigación descubre más pagos bajo sospecha. La anciana hace pagos de hasta 50.000 euros por supuestos servicios inmobiliarios a empresas de la cúpula de AFAL. Los investigadores descubren que hay decenas de facturas iguales pagadas por tutelados de AFAL.

Entre impuestos y facturas presuntamente falsas, la anciana se queda sin dinero. La fundación decide vender, y para hacerlo rápidamente, ofrece un edificio valorado en seis millones por dos y medio.

La enferma de Alzheimer vuelve a tener dinero a disposición de la fundación. AFAL se hace a sí misma quince transferencias en dos días. La cuenta pasa de un millón y medio de euros a cero.

La Fiscalía investiga cuánto dinero ha sacado la fundación de las cuentas de los ancianos con Alzheimer. Busca al hombre que firma la mayoría de las operaciones de los tutelados. Jaime Conde, el número dos de la fundación.