Los papeles que se le cayeron a Manuel González tras huir del escenario del crimen de su última víctima fueron clave para la detención del agresor.

Más de 30 agentes se repartieron entre el domicilio de su madre, en San Joan d'Espí, y su otro domicilio en Cornellá con la esperanza de que en algún momento se moviera de uno a otro.

Y así fue. Entonces, un agente pudo abalanzarse sobre él. Tras un duro forcejeo, Manuel González fue detenido.

En su casa encontraron un arsenal de armas y unas anotaciones manuscritas por el propio Manuel González a raíz de la ruptura sentimental con su única pareja. En ellos "hablaba de su fracaso con su exnovia, de lo mal que lo había hecho, de sus tendencias sexuales...", según ha explicado

Pero los hallazgos en su domicilio no quedaron ahí. Según ha narrado la fiscal del caso, Manuel González tenía guardadas unas gafas de sol de una de sus víctimas de forma "muy cuidadosa", también una parte de una flecha: "Guardaba como recuerdos, por decirlo así", ha reconocido.

Además, tenía "una barra donde colgaba los chándals de forma muy cuidadosa y ordenada: por tipos, colores...".