A 55 kilómetros de Barcelona, el municipio de Galella, de 18.000 habitantes, acoge la prueba de triatlón más extrema del mundo: el Ironman. 3.800 participantes se apuntan a la prueba. Sólo con la inscripción, la organización se embolsa más de dos millones de euros.

En el contrato que firman el participante asume que puede sufrir complicaciones cardíacas o pulmonares, parálisis cerebral e incluso la muerte. Además, si necesita atención médica, acepta correr con los gastos. Por último, renuncia a demandar a Ironman.

La organización no deja nada al azar, todo tiene que estar en su lugar. 3.800 pares de zapatillas y 3.800 bicicletas colocadas por número de dorsal. Cada año se celebran 230 Ironman en 57 países.

Es una organización minuciosa que conoce muy bien el que fuera su responsable de marketing en España durante cuatro años y medio, Gonzalo Marchena: "No hay que olvidar que Ironman es una empresa".

De la música a las redes sociales: Marchena explica en este vídeo las claves de la exitosa estrategia de marketing de Ironman.

Otros momentos destacados

Por otro lado, Equipo de Investigación pasa un día con Armando del Rey, un empresario de éxito cuyo hobby es el deporte más peligro del mundo: el salto base. Del Rey explica en qué consiste este deporte y recuerda cómo han perdido la vida varios de sus amigos íntimos y conocidos como Darío Barrios o Álvaro Bultó.

Por otro lado, están las carreras populares. Una práctica que también tiene su cara amarga: 200 corredores aficionados mueren cada año en España. Y es que ninguna carrera en nuestro país exige un certificado médico a los participantes. Estas son las críticas cifras de las carreras populares en nuestro país.

Una de las prácticas más polémicas es el puenting. Las muertes de los últimos años alertan de que es urgente una legislación. Claudia de Abreu y Gabriela son familiares de una de las víctimas de esta práctica extrema. "Se chocó contra el muro y se mató", explica Claudia en este vídeo.