En 2016, la conocida vidente Pepita Vilallonga vivía los momentos más dulces de su carrera. Su negocio no paraba de crecer, e incluso llegó a abrir su propia tienda, donde recibió a Equipo de Investigación.

En ese momento, señaló a los reporteros que el precio por llamada a su número del tarot era de entre 1,50 y 1,60 euros. Así, solo las llamadas al tarot reportaban 104.000 euros al mes a la vidente, gracias a los empleados que tenía y que respondían el teléfono desde sus casas.