Todos los distribuidores de la mayor red de 'telecoca' de Madrid actúan igual. Comprador y vendedor se encuentran en pleno centro de Madrid. El pase se produce justo antes de cruzar un paso de cebra. El cliente es habitual, y espera al vendedor en un concurrido cruce. Cuando llega, le hace un gesto y se realiza el pase en cuestión de segundos. Parece un saludo, pero el choque de manos se aprovecha para la entrega de dinero a cambio de cocaína.

"La organización tenía unos parámetros 'VIP'. Garantizaban una calidad de la sustancia y un compromiso de entrega que era de 20 minutos en cualquier parte de Madrid", señala Juan Miguel Hernández, inspector jefe de sección GOIZ, a lo que añade que "se pagaba siempre en efectivo" y que el precio del gramo eran 60 euros. "Todos los clientes lo sabían y no se fiaba. Además, habían establecido un proceso de fidelización y cada cierto tiempo a los mejores clientes les daban una dosis gratuita", indica el inspector.