Un año después de matar a cuatro mujeres, el asesino en serie de Castellón volvió a salir de caza en las discotecas de un polígono industrial a las afueras de Castellón: allí conoció a Amelia Sandra, su última víctima, a la que mató con el mismo 'modus operandi' que había utilizado en sus crímenes anteriores.
Los padres de la joven denunciaron su desaparición y, cinco meses después, un pastor encontró su cadáver oculto en una balsa de Onda, un pueblo a 20 kilómetros de Castellón. La joven cumplía 22 años el mismo mes en que Joaquín Ferrándiz la asesinó.
Su único hermano, Jaime, la recuerda como una persona "muy cariñosa" y "un poco tímida" que "no tenía mucha relación con amigos". El joven, que vive en un piso tutelado, relató a Equipo de Investigación cómo, tras el asesinato de Amelia, sus padres se refugiaron en la bebida y su madre tomaba antidepresivos y tranquilizantes "porque tenía muchos ataques de ansiedad".
"Para mí la falta de mi hermana es un año sin salir de la habitación, una depresión terrible... Meterme en el mundo de la droga, meterme en líos y perderlo todo", recordaba el joven, que se mostraba convencido de que su hermana ya conocía a Ferrándiz. Puedes escuchar su duro testimonio en el vídeo.
*El contenido al que hace referencia esta información corresponde a un programa de Equipo de Investigación de enero de 2023 que laSexta ha vuelto a emitir este viernes.
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