En Coria, un pueblo de Cáceres de poco más de 12.000 habitantes, conocen bien los riesgos que entraña consumir droga adulterada. Varios amigos se reunieron en una casa y recurrieron a un servicio de 'telecoca'. Los efectos fueron instantáneos y los compartieron en grupos de WhatsApp: "Iba con el coche y decía que veía a la gente en la carretera; otro se hizo unos huevos fritos con Fairy".
Las alucinaciones duraron horas: "Uno llegó a un bar diciendo que había una tía acosándolo y era un taburete, y otro iba corriendo en pelotas, mientras su padre iba detrás de él". De madrugada, algunos incluso tuvieron que acudir al hospital. "Llamé a la Guardia Civil porque estaba preocupado. Las pupilas ocupaban todo el globo ocular, como si fuesen aceitunas negras; y no reaccionaban a la luz", señala Manuel Montero, jefe de urgencias del hospital de Coria .
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En total, 13 personas se intoxicaron tras consumir cocaína adulterada. El escándalo sacudió incluso al equipo de fútbol local.