Durante el registro a una santería, la Policía halló "un altar con varias muñecas, restos de animales y semillas muy tóxicas que hasta podrían provocar la muerte", tal y como señala un agente. Además, junto al altar, encontraron un laboratorio. Sin embargo, hubo un hallazgo que les llamó especialmente la atención: "Dentro de una bolsa de plástico había huesos que tenían adheridos sustancias vegetales y plumas".

Ángel Fuentes, director del Laboratorio de Arqueología Forense de la UAM, fue quien analizó estos huesos que llevó la Policía. Fuentes indica que "son humanos, indudablemente" y que, en concreto, se trata de "tibias, extremidades inferiores de cuatro individuos".

En lo referente a su procedencia, el forense señala que "lo más normal es que fueran de una fosa común de un cementerio", y calcula que las personas "podrían haber muerto a comienzos del siglo XX". Además, Ángel Fuentes destaca que lo que más le llamó la atención de estos huesos es que estaban "embadurnados". "En esta imagen, se ve perfectamente esa masa brillante que es el alquitrán brillante, la brea que cubre el hueso y, curiosamente, sobre este alquitrán les han añadido lentejuelas y polvo de color dorado", expresa.

Asimismo, el forense cuenta que han "encontrado también cabello humano". "Está claro que se trata de una ceremonia en la que se sacrifica a un animal sobre estos huesos humanos. Esto se conoce como un ritual de magia, probablemente, de magia negra", apunta Fuentes.