La venta de gatos se ha disparado por tres en los últimos cuatro años. A nivel mundial son incluso más populares que los perros.

Por algunas especies se llegan a pagar cantidades desorbitadas. Por ejemplo, por un gato persa se pueden pagar hasta 600 euros. Por un gato egipcio, hasta 1.800 y por un bengalí, 3.000.

Sin embargo, hay un ejemplar que es el más caro del mundo. Se trata del gato Ashera, creado en un laboratorio, cruce entre gato común y leopardo asiático. Cuesta entre 17.000 y 96.000 euros.