Seguimos la pista que nos da una víctima de un estafador del amor y viajamos a Ghana, uno de los epicentros mundiales de las estafas románticas. La capital es una de las ciudades más prósperas de África. Solo en una calle hay más de 100 tiendas de móviles y ordenadores. Así, el primer lugar al que acudimos en busca de estafadores es un cibercafé, aunque tenemos que esperar a que anochezca.

Cuando entramos, uno de los jóvenes sale de la página de chat en la que estaba y otro apaga su ordenador. Vemos que uno de los chicos utiliza fotos de mujeres para chatear, mientras que otro utiliza un apodo de mujer. Y en las últimas habitaciones encontramos a un niño que declara que lo que hace es "confidencial", mientras que el responsable del locutorio defiende que en el local no se realizan estafas románticas.