Horas después del hallazgo del cráneo de Jesús Mari, medio centenar de agentes de la Guardia Civil registran la casa de la pareja minuciosamente. Durante más de diez horas, los agentes acordonan la zona e interrogan a los vecinos. Los agentes encuentran nueve manchas de sangre en diversos objetos del salón, en el baño, en la escalera que conecta los diferentes pisos del edificio y en la terraza de la cocina. "El problema que se encuentran los investigadores es que esas muestras de sangre están ya muy degradadas, por lo que no pueden hacer un análisis del ADN", señala Abel Verano, periodista de 'El diario montañés'.

La empleada del hogar del matrimonio declara que unos días después de la desaparición de Jesús Mari, Mari Carmen le pide que haga una limpieza general. Tal y como indica Verano, lo que se encuentra la mujer en la vivienda de la presunta asesina son "muchas bolsas de basura negras, grandes y pesadas". Los agentes sospechan que en esas bolsas podrían estar los restos del cuerpo de Jesús Mari. La declaración de la limpiadora lleva a los investigadores a un vertedero, pero la búsqueda del cuerpo fracasa y los rumores se disparan.

Además, los agentes buscan las herramientas que habría utilizado Mari Carmen para descuartizar el cuerpo, y descubren que Mari Carmen paga cinco euros por un martillo y 111 euros por una sierra eléctrica. Hace esta compra dos días antes de que Jesús Mari desaparezca. El análisis del ordenador de la investigada revela que dos días después adquiere otra sierra en una página web, y su historial de búsqueda en Internet refleja que buscó "cuánto tarda en descomponerse un cuerpo".