Es una noche apacible de Sábado en Castro Urdiales y mientras muchos vecinos alternan en los bares, en un bloque de pisos de las afueras una mujer que va a hacer la colada recuerda que guarda algo en el armario y descubre algo inesperado: una cabeza. Se trata de una bolsa que le pidió su amiga Mari Carmen Merino que le guardara en su casa porque, supuestamente, "contenía juguetes sexuales que tenía previsto utilizar con su novio y le daba vergüenza tenerlos en su casa", tal y como señala Abel Verano, periodista.
En ese momento, la mujer da aviso a la Guardia Civil, quien se persona en la vivienda. Cuando los agentes llegan a la vivienda, encuentra allí a Mari Carmen, la propietaria del paquete. "Me recriminó que avisase a la Guardia Civil antes de hablar con ella", cuenta Carmen, amiga de la autora del crimen de la cabeza de Castro Urdiales. Los servicios sanitarios atienden a la hermana de la mujer que encuentra el cráneo, y también a Mari Carmen, quien precisa asistencia médica al ir "muy dopada", según indica un técnico sanitario.
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El joven reconoce estar "arrepentido" de lo que había hecho. "No podía controlar qué se hacía con esos datos, los había vendido", explica, destacando que lo hizo por una "especie de rabia o venganza contra un juez".