Salto de Castro, el último pueblo español vendido, copa titulares de todo el mundo. El pueblo abandonado, que se ubica en una de las regiones más envejecidas y despobladas de España, ocupa siete hectáreas de terreno, con 44 viviendas, Iglesia, puesto de la Guardia Civil, hospedería, consultorio médico y dos piscinas. Solo ocho días después de que la 'BBC' publicase la noticia de la venta del pueblo, un agente inmobiliario lo vende.

"Empezamos a recibir un promedio de 80 llamadas diarias de todos los países del mundo, como Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, India o Turquía", indica el agente inmobiliario. Sin embargo, finalmente Óscar Torres, constructor toledano, es quien compra Salto de Castro, y una televisión china se interesa por su proyecto: quiere convertir este pueblo abandonado en un complejo turístico.

En el vídeo principal que acompaña la noticia, Torres muestra cómo quiere cambiar el pueblo abandonado: "Esto lo que quiero es que sea la primera fase del complejo; aquí hay cinco viviendas donde vivían ingenieros, y luego está la antigua escuela, que aquí lo mejor sería hacerle una zona de gimnasio o de sala de relax". "Esta casa, que era la del ingeniero jefe, va a estar fuera del complejo y va a ser para mí", señala, a lo que añade que la iglesia la quiere dejar "prácticamente como está".