Accedemos a la zona de cajas de un supermercado granadino. Son las 20 horas el ambiente es de tranquilidad. Varios clientes hablan con una empleada. De repente aparece un hombre que aprovecha para salir sigiloso. Es un ladrón que huye con su flamante botín: tres botellas de aceite de oliva.

"La verdad es que no tienen vergüenza ninguna", asevera uno de los empleados. Los responsables de esta cadena de 22 supermercados han visto cómo se disparan este tipo de robos. "En este caso llega y deja su mochila. Muy normal, claro, la cajera no ve indicio de robo de nada porque si ha dejado su propia mochila ahí...", explica Rubén Navarro, director de un supermercado. Sin embargo, el hombre sale a la carrera cargando con dos garrafas.

"Se lleva 80 euros en aceite de oliva, que vale mucho más que lo que cuesta la mochila", explica Navarro. En otro de los establecimientos el ladrón va encapuchado para evitar ser identificado. Su táctica se resumen en coger el aceite y correr. "Antes se llevaban las botellas de whisky, pero ahora es el aceite de oliva", lamenta el hombre, quien afirma que es "más fácil venderlo".