Controlar la expansión de los gatos resulta complicado, como muestra la situación que se vive a diario en un edificio de Valencia. Soledad, anciana, tiene en su casa decenas de felinos que recoge de la calle.

"El olor es insoportable", aseguran los vecinos, que llevan viviendo esta situación desde hace seis años. "Hemos intentado de todos los modos posibles el diálogo con ella, pero no hay manera, no hay entendimiento posible"", denuncian.

En total, hay 40 personas afectadas que no pueden más. "En lo sanitario me preocupa porque eso tiene muchas enfermedades, mi esposa es alérgica a los gatos", cuenta el padre de un bebé que reside en el edificio.

En el 2017 inició el primer expediente Sanidad y Consumo y "este año se ha presentado en el juzgado de primera instancia el procedimiento para que un juez dictamine qué se va a hacer en esa vivienda y que no podemos tener en una comunidad un zoo, porque eso se llama zoo", indica indignado un vecino.

Si Soledad no colabora con los vecinos podría enfrentarse a sanciones de más de 50.000 euros y a que un juez le retire los gatos de la vivienda.

Sin embargo, la mujer se muestra poco colaborativa. Preguntada por Equipo de Investigación, evita responder: "Mira, hoy no puedo".