En la actualidad, Desguaces La Torre tiene una flota de chatarra de más de 30.000 coches, siete naves y un edificio en el que Luis Miguel Rodríguez sueña levantar un museo del automóvil. Todo, sobre una superficie superior a 100 campos de fútbol en unos terrenos que están bajo la lupa de la Justicia.

El periodista David Fernández lleva cerca de una década investigando las denuncias a las que se enfrenta el 'rey de la chatarra'. "Él es un empresario, como le gusta definirse, hecho a sí mismo, que actúa como una especie de cacique en un pueblo que controlaba a la perfección", afirma Fernández, que añade que si para ampliar su desguace se tiene "que llevar por delante unos tendidos eléctricos, las tierras de unos vecinos o incluso unos yacimientos, pues lo hace".

"La mayoría de esos terrenos que él compra o que invade para hacer esa ampliación eran terrenos que no eran urbanizables. Estaban protegidos porque eran rústicos, tenían una protección", explica el periodista, que asegura que Rodríguez "defiende que siempre pidió los permisos, pero la investigación judicial posterior siempre ha demostrado que son obras clandestinas, ilegales e irrealizables".