En el interior del sofá de la vivienda de Mari Carmen y Jesús Mari, los investigadores descubren 5.270 euros en efectivo en una bolsa transparente de aguacates. "En ese momento, lo que se baraja es que Mari Carmen quisiera vaciar las cuentas de Jesús Mari para fugarse, pero lo que Mari Carmen dice es que ese dinero era para comprar un Q5", señala Abel Verano, periodista de 'El diario montañés'.
Escondido entre papeles sin valor, los agentes encuentran el testamento de Jesús Mari, que modificó el 21 de agosto de 2018, seis meses antes de desaparecer. "El causante tiene que estar fallecido. Si no presenta el certificado de defunción, no hay nada que alegar", indica Ignacio Navas, notario, a lo que añade que "en el caso de que aparezca la cabeza, queda acreditado que ha fallecido y se pone en marcha todo el expediente sucesorio".
Según señala el notario, los beneficiarios de Jesús Mari eran "sus dos hijos y la pareja sentimental del testador". "No se ha hecho una valoración en forma del dinero que recibirían, pero si el piso lo valoramos en unos 170.000 euros, la plaza de garaje en unos 20.000 y luego tiene 150.000 en el banco, en total son unos 340.000 euros, por lo que cada beneficiario se llevaría 114.000 euros", afirma.
En este sentido, el periodista Abel Verano afirma que Jesús Mari "tenía una pensión de 3.000 euros al mes", mientras que "Mari Carmen únicamente tenía una pensión de 700 euros al mes". "Los investigadores creen que el hecho de que Mari Carmen guardase la cabeza de Jesús Mari podía ser con la intención de dejarla abandonada, que la encontraran los investigadores y, de esa forma, cobrar la herencia", subraya Verano.
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El joven reconoce estar "arrepentido" de lo que había hecho. "No podía controlar qué se hacía con esos datos, los había vendido", explica, destacando que lo hizo por una "especie de rabia o venganza contra un juez".