Jalis de la Serna visita el casco antiguo de Santo Domingo, donde "no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de lo que ocurre". Y es que durante su paseo, a Jalis de la Serna varias veces le interrumpen para ofrecerle un masaje. "¿Pero qué tipo de masaje es? Porque veo que pone ahí sex shop", pregunta el periodista a la mujer, que explica que hacen "masaje relajante", pero que si quiere "algo adicional, eso se paga aparte". "Se hacen masajes eróticos también", insiste la mujer a Jalis de la Serna.

Dos mujeres uniformadas, con la palabra politur en su gorra, patrullan entre los turistas. Y entre unos y otras es fácil encontrarse con ellas. Se trata de dos religiosas de la Orden de Oblatas, Angélica Segoviano y Miladys, esta última, sobreviviente de trata, que trabajan para "apoyar a las mujeres en situación de prostitución, tráfico y trata de personas": "Muchas de ellas no han tenido oportunidades de estudiar y las estamos invitando para que aprendan un oficio".

Mientras pasean por la ciudad, Angélica explica a Jalis de la Serna que "algunas veces podrá ver turistas que tienen su dama de compañía" a plena luz del día y sin importar la hora. Incluso, ven cómo varias mujeres están sentadas en la calle "esperando a algún cliente". "Vienen de EEUU, Puerto Rico, Europa… muchísimos turistas de España, Francia...", explica Angélica, que afirma que la mayoría viajan al paçis con intención sexual. "Les ofrecen a los turistas un paquete muy barato incluso con diferentes fotografías de niñas y adolescente", explica la experta, que denuncia que "hay mucha prostitución de niñas y adolescentes": "Ellos pueden elegir con qué niña pueden acostarse en su hotel".

"¿Cómo si fuera un catálogo? ¿Cómo si fuera un book de modelos?", pregunta alucinado Jalis de la Serna, que comienza a reparar en posibles casos a su alrededor. "Un catálogo, así es", confirma Angélica, que destaca que "el proxeneta, precisamente paga más por una adolescente y por una niña".